Criatura intangible, princesa de un reino lejano,
de un
sueño extraviado en las páginas de un libro infantil.
En tu cuello habita todavía el perfume al que encadenaste mi
alma aquella mañana de abril...
Hada (Imagen tomada de Internet)
Tu nombre es la llave que abre las puertas de mi
inspiración.
Tu rostro, a pesar del paso del tiempo
sigue siendo el de
aquella niña a quien tomé de las manos
para leer las lineas de su destino,
anhelando que mi nombre hubiese sido escrito en ellas.
Tus labios dejaron su marca en los míos,
propiedad de tu
boca es desde entonces mi boca.
Michael David Durán