lunes, 7 de septiembre de 2015

El amor cura todas las heridas

Para Sandra Súa

Ella trajo frutas a mi vida en aquel tiempo cuando mis pasos eran débiles,
cuando debía saltar sobre la memoria y el tiempo.

Ella me miró como nadie me ha mirado,
tomó mis manos y acarició mi herida.
Parecía un sueño cuando descubrimos que Dios eligió el mismo día para vernos nacer a la vida.

En aquel tiempo no sentía dolor en mis frágiles huesos, sólo mi corazón se sentía abandonado en el mar y era el naufragio de una canción.

Con el paso del tiempo ella miró a los abismos en mi mente y conoció los latidos de mi corazón.

Con el paso del tiempo ella ha sembrado flores en los jardines de mi inspiración y con sus besos ha iluminado la oscuridad de mis días.

Con el paso del tiempo se ha convertido en la dueña de mis besos y gobierna con ternura mis silenciosos versos.

¿Cómo no amar su sonrisa dulce?
¿Cómo no amar su fragancia que ilumina mi alma?

Ella trae frutas a mi vida, y cuando padezco dolor o enfermedad viene a cuidarme con su amor hasta que he sanado.
Ella me concede la felicidad de leerle poemas y cuentos,
hasta que se queda dormida a mi lado.

Michael David Durán