jueves, 9 de mayo de 2013

Abejas y Murciélagos

I

Abejas

Imagen tomada de Internet

Rodeadas de abejas que agonizan como mártires,
encontré unas palabras que te envié a través del viento.
Tú las tomaste entre tus manos, como lo haces en los sueños
y en tu vigilia, iluminada por la estrella de mayo, les devolviste la vida.

Aquel día dijiste mi nombre, sin pronunciar palabras
convertiste en impulsos de energía cada letra y en mi mente escuche tu voz.
Mi mundo se detuvo, cada estrella apagó su brillo 
y mi alegría fue un eco que hizo sonreír a Dios.

Esa noche el frío y la lluvia congelaban el silencio,
pero me sugeriste una bebida que jamás había probado.
Bebimos un elixir de mágico sabor y brindamos.
Todavía resplandece tu sonrisa en los abismos de mi memoria.
   
I I

Murciélagos


Te hablé de mi infancia mientras volaban pequeños murciélagos en nuestra mente,
y la ternura de tu corazón me contó una historia inolvidable...

El tiempo a tu lado se hace líquido y fluye misteriosamente,
siempre las horas vuelan cuando me olvido del mundo para ver tus ojos.
Aquella noche me revelaste el frágil secreto que se esconde en tu mirada,
detrás de los hermosos océanos que he visto en tus pupilas.

Llenaste mi mente con los colores de tu alma,
y los argumentos que esgrimes para defender tus derechos,
Enviaste abejas invisibles y murciélagos inofensivos a poblar mis versos...
Enviaste, sin imaginarlo, estrellas azules para iluminar mi cielo.


Michael David Durán