lunes, 7 de febrero de 2011

Alucinación prohibida



Aquella mañana el sol salió por el lugar de siempre,
no hubo señales en el cielo ni profecías en la tierra.
Acudí a mis labores y cuidé mis pasos,
en esta ciudad somos inocentes soldados, indefensos en la guerra.

De repente allí estaba ella, hablando de su vida,
yo miraba por la ventana pero su discurso llamó mi atención,
cuando la miré vi peces multicolores flotando entre sus palabras,
creí estar soñando, habían olas azules brillando en mi alucinación.

El rastro de su perfume en mis sueños es todo lo que ha quedado,
ahora ella no está, se apagó su resplandor en los abismos de mi vida.
Sin embargo, a veces despiertan en mis ojos relampagos de colores,
emociones que vuelan entre las sombras de mis ojos como una alucinación prohibida.