Vehementes como mortales, sedientos y sensuales,
eclipsaron los siglos de noches frías con sus bocas palpitantes.
Voraces sus labios detuvieron el tiempo para acariciar la eternidad,
y sintieron fluir la vida, líquida y tibia, durante unos breves instantes.
- Imagen tomada de Internet -
Garras y colmillos, perfumes y pieles ansiosas,
se detuvo la lluvia que caía y se silenció el lobo que a lo lejos aullaba.
Un beso inmortal es esa leyenda que se murmura entre los árboles,
la epifanía que exaltó los sentidos,
eclipsaron los siglos de noches frías con sus bocas palpitantes.
Voraces sus labios detuvieron el tiempo para acariciar la eternidad,
y sintieron fluir la vida, líquida y tibia, durante unos breves instantes.
- Imagen tomada de Internet -
Garras y colmillos, perfumes y pieles ansiosas,
se detuvo la lluvia que caía y se silenció el lobo que a lo lejos aullaba.
Un beso inmortal es esa leyenda que se murmura entre los árboles,
la epifanía que exaltó los sentidos,
mientras un deseo más que humano,
como relámpago brillaba.